Savatierra
Agradezco a Francisco Miranda y a Editorial Ajiaco la invitación a presentar este libro. Me une al autor una larga amistad que se inicia en los tiempos de la revista La Calabaza del Diablo, de cuya pequeña librería era uno de los principales parroquianos, y la edición de su novela El Sindicato. Sigo su trabajo con atención desde entonces y celebro su persistencia en el oficio peligroso de escribir, así como este nuevo aporte a la narrativa que ha apostado en estos años por el ejercicio de la memoria y la exploración de nuestra realidad.
Desde luego, Salvatierra reafirma los principales rasgos de la literatura de Francisco Miranda. Hablaba de la exploración de lo real. Sin duda, este ha sido uno de sus principales afanes. Tarea nada fácil en un país cuya realidad, a menudo dramática, demanda no sólo profundidad para su comprensión y su crítica, sino también valentía para enfrentarla. Palabras de Carlos Droguett sobre la literatura chilena: no tiene garra, no tiene coraje, no tiene imaginación, profundidad ni estilo; vive de espaldas a la realidad chilena, no sólo la realidad histórica, sino también la realidad no escrita, desgraciadamente no escrita. Miranda ha asumido el desafío de escribir esa realidad. Libro a libro. De poner a la literatura chilena de frente. Para eso, ya lo dice Droguett, se necesita garra y coraje. Miranda, en un medio más bien pusilánime, ha demostrado tenerlos de sobra. Agradezco a Francisco Miranda y a Editorial Ajiaco la invitación a presentar este libro. Me une al autor una larga amistad que se inicia en los tiempos de la revista La Calabaza del Diablo, de cuya pequeña librería era uno de los principales parroquianos, y la edición de su novela El Sindicato. Sigo su trabajo con atención desde entonces y celebro su persistencia en el oficio peligroso de escribir, así como este nuevo aporte a la narrativa que ha apostado en estos años por el ejercicio de la memoria y la exploración de nuestra realidad.
Desde luego, Salvatierra reafirma los principales rasgos de la literatura de Francisco Miranda. Hablaba de la exploración de lo real. Sin duda, este ha sido uno de sus principales afanes. Tarea nada fácil en un país cuya realidad, a menudo dramática, demanda no sólo profundidad para su comprensión y su crítica, sino también valentía para enfrentarla. Palabras de Carlos Droguett sobre la literatura chilena: no tiene garra, no tiene coraje, no tiene imaginación, profundidad ni estilo; vive de espaldas a la realidad chilena, no sólo la realidad histórica, sino también la realidad no escrita, desgraciadamente no escrita. Miranda ha asumido el desafío de escribir esa realidad. Libro a libro. De poner a la literatura chilena de frente. Para eso, ya lo dice Droguett, se necesita garra y coraje. Miranda, en un medio más bien pusilánime, ha demostrado tenerlos de sobra.